Mi marciano favorito (segunda parte)
[18 de Marzo de 2005, Palermo, Buenos Aires, la segunda parte de la historia que comenzó acá]
Cuando salí de la escalera mecánica lo vi de espaldas, sentado en una mesa. Le dije hola y el no respondió nada, pero me dio un beso y sonrió. Tenía los dientes blanquísimos. Mientras caminábamos hacia el mostrador le pregunté en que había andado estos días. No me contestó. Supongo que el silencio significa “nada que valga la pena mencionar”. (more…)