Segundo día en La Habana
A la mañana siguiente, cuando me despierto, Ariel no está en la habitación. Me ducho y salgo a la calle. Enseguida me engancha un matrimonio negro que cruza la calle. ¿Para dónde camino para ir hacia La Habana vieja? Caminá con nosotros y te indicamos. Estoy en guardia, seguro que me piden algo. Pero no, van simplemente agarrados de la mano, se ríen porque sí, charlamos. La calle y la gente me resultan extrañas, con una efervescencia casi coreografiada, de musical hollywoodense. La luz del sol brilla en los vellos de mi antebrazo, surgen voces en surround, de todos lados, los autos cincuentosos avanzan lentamente. (more…)