Picos y pozos
La sala de espera me sofoca por lo previsible. Ese cuadro con un velero, intento fallido de bocanada de aire salino, fracasa estrepitosamente. (more…)
La sala de espera me sofoca por lo previsible. Ese cuadro con un velero, intento fallido de bocanada de aire salino, fracasa estrepitosamente. (more…)
Le pagaba a una mujer para que me limpie.
Aldana venía las 9 de la mañana, cuando yo estaba en el medio de mi noche de sueño. Por eso, al principio, me despertaba de un timbrazo, yo le abría la puerta dormido, le daba algunas indicaciones y me volvía a meter rápido en mi habitación. Después de unos meses le di la llave y le dejaba una notita con lo que tenía que hacer. La noche anterior revisaba la casa para no dejar cosas de valor tiradas por ahí. Lo único de valor que tengo es un Ipod y una laptop, así que esas eran las dos cosas que escondía. (more…)
[Hace un rato en Contramano.]
Tengo las dos manos ocupadas, en una el speed, en la otra el vodka, y estoy caminando por Contramano, dando vueltas. Lo veo parado abajo de la escalera, apoyado contra la pared, mirando oblicuo hacia abajo. Me acerco. A veces charlamos. Me paso la latita de speed a la otra mano, le doy un beso, le apoyo la mano en el hombro, le digo hola y muevo la mano del hombro a la panza y se la froto suavemente. En realidad no tiene panza, es cazador y hay en él cierto estado de alerta, especialmente en los ojos y las orejas. Le gustan tipos bien grandotes, osos panzones, mayores que él (creo que tiene 28), no importa tanto si son peludos. (more…)
Escribí este texto para un blog que ya no existe: Kaputt. Lo repongo acá, ya que lo descubrí buscando por ahí.
{24 de noviembre de 2005, Buenos Aires}
Hace más de dos semanas que cumplí 35 años y todavía los globos están ahí. Ayer explotó uno a las 5.47 AM. Lo sé porque abrí los ojos y vi los dígitos en el radio reloj. Pensé “explotó uno de los globos que está colgado de la lámpara del living, debería sacarlos de una vez, no porque exploten a las 5 de la mañana, sino porque bloquean la luz de la lámpara y se ve todo medio anaranjado”, y me volví a dormir. (more…)
{Texto que escribí para el libro que estoy por publicar.}
El filo del cuchillo que entra, secciona la cáscara, apenas, se detiene a milímetros de la superficie, la mano que se afirma para rotar la manzana, el filo que avanza en espiral, una sola tira continua que baja en el aire y se acomoda en el plato, dócil, recostada como una maja en un sofá. Mi mamá me extiende la manzana pelada desde el otro lado de la mesa. Yo la agarro, le clavo los dientes, desgarro, mastico, paladeo. La pulpa trae el olor de las manos de mi madre. (more…)
Quiero mirar para atrás pero con los ojos bien abiertos, como si fuera nuevo, sacarle el plástico, encastrar todas las piezas otra vez. Todas las casas que yo conocí de chico eran iguales. Un living que nunca se usaba, a veces alfombrado, con un sillón que nadie usaba, con repisas y mesitas ratonas llenos de adornitos comprados en las vacaciones, que se iban reponiendo pegando con poxirán y al final se descartaban: la virgencita que cambia el color con el tiempo, un abanico, una cosita de cerámica, un gauchito, algo hecho con caracoles, porque los veraneos eran en la costa o en Córdoba. Todos los cuartos estaban conectados por un pasillo: allá la cocina, a veces conectada por una puerta plegable al living, al fondo el baño, acá las habitaciones. Todas las casas que conocí de chico tenían esa misma disposición. Nunca, cuando estaba de visita, tenía que preguntar dónde estaba el baño, siempre estaba al fondo del pasillo. Además, los chicos no éramos invitados a las casas, jugábamos en la calle. O mejor dicho, cuando yo era bien chico, jugábamos en el campito. (more…)
Trepamos la colina en cuatro patas, yo mirando las zapatillas de lona de Mabel, sucias, mordidas en el costado por el asfalto y Doug más arriba, clavando los dedos de las manos en la tierra, aunque no era necesario, impulsándose en las pantorrillas que se le hinchaban como bombitas de luz. En la cima miramos y vimos la cinta de la ruta, el enchastre de los árboles en el horizonte, las nubes y su brushing. Nos sentamos = apoyamos el culo tibio en el pasto fresco, mientras el sol bajaba como un monito por una liana y Doug quiso dormir la siesta. Se plegó en falsa escuadra, se metió en el regazo de Mabel y ronroneaba. (more…)
Puse el kilo de helado y las dos botellas, una de vino y otra de Pepsi, sobre la mesada y me puse a buscar una bolsa para cargar todo. Busqué en el ropero y sólo encontraba bolsas de cartón, esas de negocios de ropa. Estuve revolviendo como 15 minutos, buscando una de plástico, hasta que me resigné. Remera negra, bermudas y sandalias y salir corriendo a tomar el colectivo. (more…)