Totalmente desnudo, parte 5
Quiero mirar para atrás pero con los ojos bien abiertos, como si fuera nuevo, sacarle el plástico, encastrar todas las piezas otra vez. Todas las casas que yo conocí de chico eran iguales. Un living que nunca se usaba, a veces alfombrado, con un sillón que nadie usaba, con repisas y mesitas ratonas llenos de adornitos comprados en las vacaciones, que se iban reponiendo pegando con poxirán y al final se descartaban: la virgencita que cambia el color con el tiempo, un abanico, una cosita de cerámica, un gauchito, algo hecho con caracoles, porque los veraneos eran en la costa o en Córdoba. Todos los cuartos estaban conectados por un pasillo: allá la cocina, a veces conectada por una puerta plegable al living, al fondo el baño, acá las habitaciones. Todas las casas que conocí de chico tenían esa misma disposición. Nunca, cuando estaba de visita, tenía que preguntar dónde estaba el baño, siempre estaba al fondo del pasillo. Además, los chicos no éramos invitados a las casas, jugábamos en la calle. O mejor dicho, cuando yo era bien chico, jugábamos en el campito. (more…)