Afuera llueve pegajoso y acá adentro, en el bar, yo me refugio en el café con leche. Hay poca gente hoy: un viejo que lee el diario en una mesa, y más allá en diagonal, una pareja. Ella tiene unos 35 años y él unos 50, aunque la veo mayormente a ella. Los gestos de ella delatan un enojo creciente, así que decido sacarme los auriculares y escuchar la charla. Escucho todo lo que ella dice, aunque está a unos 6 metros; a él, en cambio, casi no se lo escucha.
ELLA: No te hacés cargo de nada vos. Y menos que menos de tu hijo.
ÉL: [inaudible].
ELLA: Porque te cuesta mover el culo fofo ese que tenés. Siempre te costó. Usás a la gente, a eso te dedicás. Los usás de relleno, los usás para huir de tus responsabilidades.
ÉL: [inaudible].
ELLA: Veinte años, sí, y, ¿eso qué tiene que ver? No me quisiste ni cinco minutos de esos veinte años. Así que yo me voy a dormir a lo de Luciana.
Él: [inaudible]. (more…)