Galletitas de medianoche
Es la mitad exacta de la noche, su bisectriz. Hora de ir a pagar la cuenta, de cerrar la tarjeta de consumo, de no comprar más alcohol. Pero media hora después, besándome con alguien que no conozco, pregunto: si ya cerré la tarjeta, ¿puedo comprar otro trago? Me dice él, otra cerveza, y compra otra cerveza. Bailamos, creo que es Rihanna, trabajamos, bailamos, creo que es Beyoncé, vamos, chicos, hagan fila, bailamos, siempre, el mismo vals carioca. Dos para allá, dos para acá, él se ríe, yo sonrío. Otra cerveza. Me agarra de la mano y me guía contra un rincón, donde dos lesbianas tijeretean con tijera a piquitos, me aprieta fuerte, me muerde, y me quiere meter la mano por atrás en el pantalón, pero tengo el cinturón puesto y la mano no traspasa, no aflojo el cinturón. Después, bailando solo, trato de apretar todavía el pantalón, porque todavía siento que el pantalón se me cae, pero no hay más agujeros en el cinturón. El último agujero es ya geológico, como el aro anticuado de una secuoya, de una última glaciación. El oso que me besa, que me quiso meter la mano en el pantalón me besa otra vez, y beso a otro, y a otro, y a otro, y cuando le pregunto el nombre, después de un largo rato, me pregunta si me voy, le digo que no, solo quiero saber el nombre, me lo dice, pero no le entiendo. Le digo que Christian. (more…)