Nunca habíamos vivido algo así, una crisis global, que nos obliga al aislamiento social. Es importante mantenerse informado, claro, pero no me sirve el seguimiento minuto a minuto, ni chupar del whatsapp o las redes sociales información, con el esfuerzo que conlleva verificar cuán sensata es. Y además, me saturé, y me está afectando el ánimo, el sueño, y mi capacidad de hacer, y de vivir. Y de disfrutar. Y esto, por ahora, va para largo. Necesito que el aislamiento social no sea encierro mental, hay un solo tema, y hasta los memes con chistes del corona no me causan ya gracia, sino desazón.
Así que yo, acá, voy a hacer lo que hago siempre. Hablar de otra cosa, de otras cosas: música, cine, literatura, filosofía, entretenimiento, que no tenga nada que ver con esto (por lo menos a mí no me está sirviendo leer La peste de Camus). Necesito mantenerme en contacto con la vida, sus colores y sus alegrías, y no dejar que el monotema corona tiña todo de negro. Necesitamos una respuesta social, lo que pase va a depender de nuestro cociente intelectual colectivo, y para eso tenemos que, también, comer bien, dormir bien, y estar de buen humor. Y tratar de estar tranquilos, para ser sensatos, y solidarios. Enorme sensatez, enorme cordialidad.
Seguiré informándome, leyendo el diario, y sobre todo siguiendo las medidas que imponga el gobierno. Y le daré prioridad a las buenas noticias. Pero voy a (intentar) hablar de otras cosas. Y también voy a seguir a los que hagan lo mismo y a interactuar con ellos. Pensaré maneras de pasar a grupal y virtual cosas que hacía en casa o con amigos (como mirar películas, jugar, etc). Si alguno tiene ideas, las escucho. Mis talleres (los de escritura breve, y los de lectura), ya los pasé a virtual, así que ahí le pondré muchas pilas, escribiremos y leeremos mucho, y entre todos.