Metiendo la cuchara en la sopa oscura de la memoria saco esto. Creo que fue por culpa del Follow me, ese curso de inglés en fascículos que compró mi viejo. Así descubrí, allá por 1985, que tenía facilidad para el inglés. Pasé rápido por encima del This is a pencil, Hello, how are you y todo eso y me aburrí, y así decidí anotarme en una academia. Me hicieron un examen de nivel y me metieron en tercer año adulto y ahí estaba yo, alumno cumplidor, con el cuadernito Arte y la lapicera nueva. Éramos 9 alumnos, 7 chicas y 2 chicos. Las chicas eran todas buenas alumnas, como yo, tomaban nota, tenían cartuchera, subrayaban el libro con lápiz y borraban con la goma blanca, la de lápiz. El otro pibe, que se llamaba Damián, tenía casi mi misma edad y subrayaba el libro nuevo con birome y pedía siempre una hoja, porque no llevaba carpeta ni cuaderno. Era petiso, de pelo negro, y con los agujeros de la nariz demasiado grandes. (more…)