Si voy a perderlo todo va a ser ahora, frente al espejo. Hay una vuelta hacia atrás, un pisotear de senderos de crema pastelera, un flipper con las lucecitas todas en TILT. Me invitás a subir a ese auto y después esa cinta blanca, esa ruta, ese halo alrededor de las luces altas, el camión que viene de frente y te toca bocina. Yo quiero ser tu hijo preferido. Digo eso y me levanto y me voy, con la botellita de agua mineral en la mano.
Estamos los cuatro sentados en la vereda, pedimos, vos y yo, un café con leche, los otros dos una cerveza negra y hablamos de nosotros, pero hace 20 años. Vos decís que nunca lloraste por una mujer. Tu confesión viene de ninguna parte, o mejor dicho viene desde adentro, no se sigue de la conversación. ¿Qué es lo que realmente te importa?, pregunto yo. ¿Algo, alguien? Te quedás callado, no tenés nada que responder. Yo sí lloré, lloré por vos, pienso.
Me acuerdo de aquella noche, decís. Estaba borracho, en un boliche, y una chica me abrazaba desde atrás. Yo tenía la remera rota, y ella me abrazaba, me acariciaba. Pero no recuerdo su cara. Estás buscando hacia atrás, haciendo rewind 20 años, escarbar. ¿Pedimos otra cerveza negra? Yo ya tomé mi café, así que pedí cuatro vasos.
Marianela tiene un ataque de pánico. Me avisa a las 4 de la mañana en facebook, pero yo veo el mensaje al otro día. Por favor no le cuentes a Hernán, pide. Carlitos se sienta en la escalera, borarcho, se abraza al hierro y se queda ahí. Por favor no le digas a nadie, me pide. Damián me manda un mensaje de texto: le digo todo lo que siento y él hace el perrito abandonado en la lluvia, pero por favor vos no te metas, me dice.
Están todos así, como un senku trabado, si no te movés y dejás este agujerito no hay juego, no hay intercambio. Apagá ese celular en el que hundís la cara para esconderte, log out de facebook para que te pegue de nuevo el baldazo en la cara, manguereame, regame, despertame.
Escribo y borro, y después pienso y me abrazo a la almohada. No estoy hablando de impaciencia ni de soledad. Es una manera de estar otra vez acá. Vos venís y te instalás en el sofá, tomamos un té con unos alfajorcitos duros que compré en la panadería. No decís mucho porque estás somnolienta, empastillada, pero estás acá. Yo estoy buscando algo, decís. Hacés meditación y te quedás dormida y roncás. ¿Eras vos la que roncabas?
Mando mensaje de texto. Ya pasaron 4 años. Nada. Mando otro mensaje de texto, y ahí sí contestás, hablamos. Es como un huracán que arrasa la Bristol, y después tenés que ir y mirar con ojos de arqueólogo. Este envoltorio de un helado de 1974, esta palita de plástico igual herrumbrada, esta bollo de papel revista Siete Días.
Cuando quiero resumir me sale este pegote. Este puré de zapallo, esta pasta de almendras, este chocolate cobertura. Vuelvo al pasado, pero sólo para tomar impulso y empujar otra vez, hacia el ahora. Después descanso. Si miro y me fijo alrededor veo esta pantomima, ese biombo de telgopor. Si no me invitás yo no voy. No estoy enojado, no quiero nada. Voy a quedarme acá mirando. No a vos, sino la tierrita entre los dedos de los pies, ese lugar calentito donde podría crecer un hongo, y adentro un pitufo, y después de ahí crear un mundo, como lo hace Maru Botana.
No digo multiplicación, creced y multiplicaos. Me imagino otra cosa. Dos personas. No sé si yo, nunca vos, sentados de frente, saludándose, intercambiando un par de datos oblicuos, y después saludándose, deseándose de verdad que estés bien, que todo esto sea un principio de algo, no el rebote pesado de toda esta ropa mojada en el lavarropas, centrifugada. Otra cosa, un reset, un trampolín que se quiebra, una pileta vacía, un balcón que se desploma con un grupo de adolescentes borrachos encima.
Si no es eso, mejor me voy a dormir, que viene a ser como tirar Cif y limpiar esa superficie con un papel. Una vez que dejás caer esa pregunta puede empezar algo interesante. Hasta ese momento estoy acá, sin esperar, mirando para afuera, como si me miraran.
Nostalgia se llama el juego. Mencantó!
Veo la retórica figural. Claramente, la veo. Pero no puedo terminar de entendér qué querés decir (me/nos). Voy a imprimir esto y leerlo en papel. Tranquilo, luego; a ver si se aclara un poco. Si se despeja, vuelvo y te cuento cómo me fué.
Me encantan tus relatos e historias. Soy un adolescente que encontró ese lugar en la literatura donde yo soy alguien más a través de muchos otros. Gracias.
creo que el problema son las metáforas.
Lo del reset me confunde.
De todas maneras, leyendolo con lo s ojos de la mente está muy bueno.
Que estas esperando? Que es lo que te importa?
Buscando hacerle publicidad a mi blog de relatos pornos jeje (también escribo, bueno trato) me encontré con esta pàgina y que placer leerla realmente!!
Repondé… desagradecido!