[17 de junio de 2007]
Me da fiaca ir a Merlo y por eso voy poco a visitar a mi familia, apenas una vez por mes, y me toca este domingo.
Domingo: suena el despertador, los mosaicos fríos, los ojos pegados que levanto hacia la flor de la ducha, el electroshock del agua fría, tibia y por fin caliente, los lentes de contacto que no hacen sopapa. El ipod, la mochila, los libros, en el espejo del ascensor no tengo ningún pelo que me salga de la nariz, tampoco cera visible en las orejas, el aire frío del mediodía del domingo, el puesto del flores con olor a sahumerio, el garage con olor a nafta, avenida Santa Fe, la gorda con la bolsa gigante que bloquea toda la vereda.
– Permiso, por favor, permiso, permiso, señora le dije permiso tres veces ahora no se enoje si la empujan.
El caño de la parada del colectivo en mi mejilla, qué horrible eso que le hicieron a la entrada del Alto Palermo, es como un gigantesco inodoro cuadrado deluxe, como si uno se zambullera así en la cloaca del consumo, del kiosco de revistas cuelgan noticias, ¿compro el diario o lo leo online?, lo leo online, play: coldplay, el 64, el asiento del lado de la ventanilla, qué pasó con las escobas y el balde de los colectivos, antes abajo de este primer asiento había siempre un balde y una escoba, a mí me gustaba eso, me sentía más doméstico, como en una trastienda, como entre bambalinas, avenida Pueyrredón, el Once muerto al llegar, las monedas, la máquina de monedas, el nene que me pide, busco en el bolsillo de la mochila, tengo muchas monedas, le doy al nene, viene otra nena, viene otra más, podría ser un nuevo flautista de Hamelin, hipnotizar a estos chicos con el tintineo de las monedas, llevarlos más allá hasta caer desde el borde, vía 4 despachado, Liniers, Morón.
Mensaje de texto: donde estas?
Respuesta: padua ya estoy llegando esperame en la plaza
La gente, la fila, el túnel, los charcos pegajosos, los vendedores de cumbia, de encendedores, de chipá, el perfume de mi vieja, sus ojos celestes maquillados de celeste,
– ¿Viajaste bien?
– Sí, como siempre. ¿Ya está el asado?
– Lo estaban sacando de la parrilla.
La mesita de plástico azul y los sobrinos que te besan con sopapitas húmedas, les ponés la cara y te sellan la cara con ruidito, con ganas. La mesa de los grandes, más alta, sin sopapitas. La molleja más grande es la mía, me la separa mi mamá, es un premio.
Nadie habla del nódulo que le encontraron en un pecho a mi hermana. Se lo operan la semana que viene. Todos hablan de Gran Hermano, de la cultura del esfuerzo, del fútbol. Yo digo que el fútbol me parece tan idiotizante como Gran Hermano. Se me vienen todos encima. Yo sigo molestando, provocando, me escucho cacarear sin argumentos. Silencio. Le pregunto a mi hermana por el nódulo. Mi vieja me había dicho en un mensaje de texto que mi hermana estaba mejor de ánimo. Mi hermana me explica. Explica lentamente, como si hubiera ordenado todo en un diagrama de flechas sin desvíos, como sosteniendo todo con una malla elástica de causas y efectos y probabilidades muy chicas, pero más allá está el futuro.
Yo digo que lo bueno es que se detectó enseguida, que es chico, mi vieja me contó que salió en una mamografía de rutina, ni siquiera se nota al tacto. El más chico de mis sobrinos va rotando por las sillas y se asoma alzado por algún adulto, es como una foca que encuentra agujeros en el hielo y se asoma al paisaje desierto de la mesa de los grandes unos segundos y vuelve a resbalar hacia abajo.
Silencio.
– Christian, capaz que vos me podés ayudar. Hay un tema que me encanta, lo escuché en la radio – dice mi mamá.
Veo el pedazo de torta de costado, el amarillo interrumpido por la cereza cortada al medio, separada de su otra mitad que quedó en la porción de mi hermana. No puedo comer esto así. No digo nada.
– ¿Cómo se llama el tema?
– No sé, es de Chris Deber.
– ¿Chris de Burgh? – corrijo.
– Sí, ese, ¿lo conocés?
– El de Lady in red.
– Sí, tu hermano ya me bajó esa canción, pero no es esa la que me gusta, la que yo digo se llama forever algo.
– ¿Forever young?
– Sí, eso.
– Pero esa no la canta Chris de Burgh – digo -, hm, capaz que hizo una versión, pero no sé. A ver, vamos a ver.
Vamos a la habitación de la computadora. Youtube. Suena Forever young.
– Esa me gusta también, pero no es la que yo busco – dice mi vieja.
– ¿Estás segura que se llama forever algo?
– Sí, creo que sí, qué boba, tendría que haber llamado a la radio…
– A ver esta se llama For ever more.
– ¡Sí, es esa!
Me abraza, yo estoy sentado, ella está parada y me abraza de costado y yo recuesto apenas la cabeza y me quedo quieto. Pienso: esto es como una escultura. Pienso: esto es como La piedad, pero no, yo estoy sentado en esta silla que salió 80 pesos en Easy frente a este monitor de 14 pulgadas y suena Chris de Burgh de fondo, así que no puede ser.
– Yo sabía que vos podías encontrarla – me dice.
Está llorando.
– Le pedí a tu hermano pero no la encontraba.
Se seca la cara con la manga del pulóver.
– Te quiero hijo – me dice.
– ¿Me querés porque te encuentro canciones de Chris de Burgh?
– No, te quiero porque sos mi hijo.
– Yo también te quiero.
Me seco la cara con la manga del buzo.
– Yo a veces pienso que vos estás allá solo.
– Ma, no estoy solo.
– Bueno, pero yo pienso, y quiero que sepas que siempre siempre podés contar conmigo.
– Ya lo sé, ma.
Me acuerdo de mi hermana que no nos ve y está a unos metros en la cocina y debería estar acá sentada donde estoy yo.
– Todos sabemos que podemos contar con vos, así que no te preocupes – digo.
Se seca otra vez la cara y me pregunta qué dice la canción. Pongo play desde el principio. Es una canción de amor, pienso. Me hago el tonto, le digo que hay partes que no entiendo.
– Tiene un acento raro – digo -, solamente entiendo algunas frases.
– Y bueno, traducime lo que entiendas.
– Okay.
Sé que no lo digo tan seguido como debería /
la manera en la que me siento /
y lo que significás para mí /
sos mi compañera /
sos mi amiga /
… /
y me traés descanso /
me mantenés abrigado /
me das esperanza /
me das fuerza. /
… /
Siempre. /
Siempre.
Che, que lindo lo que escribiste sobre tu domingo en familia. Sos muy bueno. Como es que no has publicado nada?. Bueno, quiza estarìa bueno conocerte. Te mando un abrazo.
Manu.
no recuerdo cómo encontré tu blog hace un par de días, pero sí me acuerdo que me pasé horas leyéndolo y desde entonces lo “reviso” todos los días.
Este post tiene algo distinto, no se bien qué, pero distinto al resto.
Las palabras me envuelven, me transportan, me elevan.
La belleza de lo simple. Me encantó, le pusiste calor a mi mañana. Grazie tante.
Gracias Xtian por reaparecer cada tanto para hacernos emocionar con tus relatos. Esta vez sin pija ni culo de por medio. Me alegraste el día, como dijo otro comentario más arriba. Encima con la música tan cheesy pero efectiva de Chris de Bourg de fondo (parecía un Powerpoint, mentira) pero casi se me cae una lagrimita tonta (no me lo permití porque en la ofi no da). Las madres y sus constantes preocupaciones, sus te quiero más cerca y sus contá conmigo… cómo no quererlas, tan aparatas son!!! La mía falta hace 5 años ya (parece que ayer charlaba con ella). Igualmente, es cierto el dicho que SIEMPRE va a estar.
Saludos, se te extrañaba. Rosarioso, desde Rosario, cuna de la Bandera Argentina.
Che ¿está buena tu hermana? 😉
me hiciste emocionar
voy a llamar a mi vieja.
Ah como se extrañan los relatos de sexo!
(mentira)
Me gustó éste, y el de la otra vez que la cosa era en un supermercado.
saludos!
Sos un capo.
Muy tierno
Es muy lindo, X.
Saludos.
tus textos tienen magia, te atrapan. Muy bueno como escribis
Saludos
Sebas
què buen texto…
me hiciste escapar una lágrima…
Saludos
Jajaja, este blog es la poya. Y lleva mucho tiempo en la red…
Saludos del crítico de blogs.
http://actorsecundariobob.blogspot.com/
mira, tengo un hijo… mi viejis se murió hace años … pero mis domingos eran como los tuyos y yo contaba con ella… como tu con la tuya… muy lindos tus sobrinos focas, y tú, tu mismo llevándoles la contraria…
– ¿Viajaste bien?
– Sí, como siempre. ¿Ya está el asado?
– Lo estaban sacando de la parrilla.
Llegar, que te reciba tu vieja y que el asado este listo. Eso es el cielo.
Encantador relato. Hace poquito lei una entrada en otro blog acerca de las madres, y con lo cuidada que estaba la narración y lo orientada que estaba la entrada a describir a las madres y nuestra relación con ellas, no logró capturar lo que logró capturar la tuya. Son tan como vos decis las madres. Tan así. Fijate que tu mamá quedó fotografiada como una mina cariñosa, sensible, y sin embargo uno no descarta que cuando vivías con ella no fuera hincha pelotas como el 90% de las madres. Tu relato -de nuevo- tiene un realismo encantador que deja abierto. Gracias.
buenas anécdotas!
y muy bien relatadas!
saludos
Que bueno que me tropecé con tu blog de nuevo.
Ahora decime una cositaaa, cómo hacés para mirarte los oídos?
Cómo me gustó este textito Cristian!!!
Me reí y lloriqueé.
Estas lindo en la foto.
¡Que bien escribis, Xtian! Ten{es que publicar algo. Te conozco de los foros de Clarin, siempre leo tus comentarios, y hoy entre a tu blog. Me gustar{ia contactarme con vos. Un abrazo.
… SNIF!
..Si,Buen relato..Me atrapo mientras buscaba algo de Chris para descargar…Esta Bueno…,Sí, Es bueno el relato. Cuiden a la vieja que es lo mejor que hay (al viejo tmb no sean ediposos/as)
Es lo más tieno y dulce que he leído últimamente. Al principio me maté de risa con las descripciones y el
-“… señora le dije permiso tres veces ahora no se enoje si la empujan” (yo digo algo parecido) y el 64, imágenes, la escoba, más imágenes, más imágenes, intimiad, más intimidad, más intimidad…y tu madre…divina. Una madre que mira a los ojos y sabe decir te quiero y dar ese caudal se afecto… guau!
Siento ridiculez escribiendo esto y mi orgullo me invade al hacerlo. Algo de dignidad me queda, pienso.
Pero sigo presionando una tecla y otra mas.
Hoy me hiciste llorar. Hacía años que no lo hacía.
Vacaciones olvidables…