[5 de Noviembre de 2001, San Francisco, USA]
Las novedades son que David se muda al departamento en diciembre. Me va a bajar la renta de $1000 a $750 y vamos a partir los gastos (aunque no tiene laburo en este momento, así que cosas como el cable – que sale $80 – lo voy a tener que seguir garpando yo). Estoy un poco en bolas respecto a cómo me voy a manejar viviendo con él, ya que me acostumbré a vivir solo demasiado rápido. Igualmente vivir con él tiene su costado positivo: me va a hacer más sociable y seguramente voy a hacer cosas que no hago si no tengo a alguien alrededor: ver más tele, más peliculas…
Es siempre jodido convivir, incluso porque el chabón tiene un gusto definido y una idea clara de como quiere que se vea el departamento (no quiere determinado tipo de muebles, por ejemplo) y a la vez insiste en que yo compre algo (cosa que es razonable porque todas las áreas comunes están amuebladas con sus cosas). Lo que no es sensato es su inflexible canon estético dado que sus muebles mezclan mimbre, plantas de plástico, vasijas marroquíes y lámparas baratas de Ikea, en un collage chillón.
Igual el sabe que no me gustan las complicaciones y no digerí muy bien el confite de que no tiene guita (por eso no paga el cable ni la conexión de DSL), pero a la vez cuando vuelva a SF se va a tomar su tiempo y no va a laburar hasta enero. Supongo que estará estresado, estresado de sus prolongadas vacaciones en su casita en el bosque en la que vivió todo este tiempo.
Aunque tengo mi habitación, no me siento igual de cómodo garchando a lo loco si vivo con alguien. Ya ves que las preocupaciones que se amontonan en mi cabeza son urgentes y cruciales. Las paredes son de papel en ese departamento, estoy seguro de que los vecinos de arriba saben las chanchadas que se me escapan en el fragor de un revolcón.
No mucho más en la vida. Este finde tampoco vine al laburo (estuve sobrepasado con las traducciones)… asi que sigo sin acumular días (¡tengo que acumular 4 días más antes de irme a Argentina!). Tengo que fijarme el tema visa/pasaporte… organizar un poco más el viaje, terminar las clases, comprar algo de muebles… Ah, me olvidaba: dan La Ciénaga acá en el cine del Castro, del 16 al 20 de noviembre. La voy a ir a ver para ejercitar mis músculos argentos.
Coger. Ah, dejame repasar… El sábado conocí a un neoyorkino que visitaba SF por dos días. No tenía foto pero se la daba de bonito. Como yo no me tenía que mover del departamento – prometió venir él – lo dejé venir. Lo que vino fue un pibe lindo, de 27 años, rubio, ultra americano (se sacó la gorrita de baseball DESPUÉS de sacarse los calzoncillos). Igual resultó medio aparato: cruzó el umbral y ya tenía el cierre bajo, a los dos segundos verga parada a full, a los 8 segundos lubricante, a los 12 segundos me estaba cogiendo, a los 15 segundos acababa, a los 20 segundos se ponía la gorra y se aprestaba a irse.
Desgracia la mía: no sé si llamarlo eyaculación precoz o velocidad neoyorkina. Caminé dos cuadras con él. Adiós, se volvía a New York, New York, Iwannawakeupinacitythatdoesntsleep, con su gorra de baseball.
La vida gay tiene ese encanto, coger bien (o rápido en este caso), obviar la molestia de la seducción gratuita y el romance, saber que las cosas empiezan
y terminan en un lapso fugaz. Es como tomar una copita de licor: concentrada, chiquita, áspera, solo para que te quede el gusto en la boca de algo que desaparece inmediatamente.
Gluglú.