[25 de Julio de 2002, 2pm, Merlo, Buenos Aires, Argentina; extraído de mi diario personal]
Luego de días de haber hablado con Fabián, él me llama. Hablamos estupideces. Le pregunto si dejó atrás sus días de soltería para siempre. Dice que no, y se descuelga con anécdotas triviales, que incluyen “minitas” y “putitas” por doquier. En el medio del relato hace una pausa para mechar un “ojo, que en cualquier momento te empomo a vos”. Yo se la dejo pasar, pero antes me detengo a aclarar que no practico más el sexo oral como único item del menú, aunque sí quizás como aperitivo. Se ríe, tira la pelota afuera, y yo no la voy a buscar. Prometo llamarlo, cosa que no haré.